Bochornos en la menopausia
Si alguna vez has sentido un calor intenso en la parte superior del pecho y la cara, es probable que hayas experimentado un bochorno. Descubre en este blog qué son y sus factores de riesgo.
Los bochornos ocurren en 75% a 80% de las mujeres menopáusicas, pero sólo el 20% al 30% de ellas busca atención médica. Los síntomas pueden iniciar desde la transición a la menopausia y continuar posterior a ella.
Algunos factores de riesgo para presentarlos son:
- Obesidad: Las mujeres posmenopáusicas obesas tienen concentraciones séricas de estrona más altas debido al aumento de la conversión periférica de androstenediona en el tejido adiposo. Sin embargo, es paradójico que estas mujeres tengan una mayor probabilidad de experimentar bochornos.
- Fumar
- Actividad física reducida
- Concentraciones hormonales: Los niveles séricos anuales de hormona estimulante del folículo (FSH), pero no otras hormonas (estradiol, testosterona).
- Factores étnicos: Las mujeres afroamericanas reportan bochornos más frecuentes que las mujeres caucásicas, y las mujeres japonesas y chinas reportan menos.
- Variantes genéticas: las mujeres que tienen variaciones en el gen que codifica el receptor de taquiquinina 3 (TACR3) tienen más probabilidades de experimentarlos que las mujeres sin estas variaciones.
¿Cómo sé si tengo bochornos?
Los síntomas típicos suelen comenzar como una sensación repentina de calor centrada en la parte superior del pecho y la cara que rápidamente se generaliza. La sensación de calor suele durar de dos a cuatro minutos, a menudo se asocia con transpiración profusa y ocasionalmente palpitaciones, y a veces va seguida de escalofríos y una sensación de ansiedad. Los bochornos pueden variar desde un promedio de menos de uno por día hasta uno por hora durante el día y la noche.
Estos tienen un impacto negativo en la calidad de vida, así como una asociación con indicadores de salud adversos (mayor riesgo cardiovascular y mayor pérdida ósea).
Existen otras causas de sudoración: Otras causas de sudoración pueden simular sofocos o sudores nocturnos, incluido el síndrome carcinoide, medicamentos, hipertiroidismo, infecciones y tumores malignos.
¿Te ves identificada con alguno de estos síntomas? Es importante que acudas a valoración ginecológica y compartas con tu doctora, ella podrá sugerirte algunos cambios que pueden ayudarte a mejorar tu calidad de vida y a prevenir complicaciones y enfermedades.
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