El nacimiento de un bebé es una experiencia única, en la cual influyen varios factores. Aquí te contamos lo que se toma en cuenta para el trabajo de parto y cuando la cesárea se convierte en la mejor alternativa al parto natural.
El trabajo de parto es un mecanismo que necesita de varias condiciones para llevarse a cabo:
Es importante considerar que no todos los nacimientos son iguales y dependiendo de cada embarazo será la resolución del mismo.
Si bien lo mejor que podemos hacer es esperar a que el cuerpo de manera natural desencadene el trabajo de parto, hay ocasiones en las que podemos ayudarnos con medicamentos ya sean vaginales, orales o intravenosos para mejorar las condiciones, agilizarlo o inducirlo en caso de que no haya iniciado de manera espontánea. Sin embargo, para llevar a cabo estos procedimientos y decidir cuál es el medicamento, dosis y vía indicados existen también factores que influyen. Entre los factores a considerar están la ausencia de complicaciones en el embarazo, que bebé se encuentre sanx, así como que exista un nivel correcto de líquido amniótico. Además, podemos realizar una prueba llamada “prueba de trabajo de parto con o sin estrés” para valorar la tolerancia y respuesta del bebé hacia el trabajo de parto, ya que es un momento en el que bebé se someterá a mucho estrés.
¿Cuándo debemos optar por una cesárea en vez de un trabajo de parto?
Las contraindicaciones para administrar un medicamento o realizar algún procedimiento médico son factores que determinan si el riesgo al que vamos a someter a la mamá y bebé son mayores que el posible beneficio. En el caso de un trabajo de parto, es el nacimiento, y entre los riesgos más graves se encuentran la muerte fetal y la muerte materna.
Las principales contraindicaciones para inducir un trabajo de parto o continuarlo si ya se desencadenó de manera espontánea son:
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