La comida nos acompaña en momentos especiales, nos trae recuerdos preciados, nos conecta con personas y nos nutre. Así que puede pasar que al entrar en una relación, estas conexiones se vuelvan más frecuentes y subas de peso. ¿Es tan grave?
¡Llegó febrero! El mes donde más corazoncitos vemos por todos lados anunciando el festejo del día del amor y la amistad. ¿Será que sólo se debe festejar un día? En mi opinión personal, no, considero que no solo festejarlo sino procurar demostrar el amor que le tenemos a nuestra gente todos los días es lo ideal.
Así que hoy te traigo un tema muy ad hoc a la temporada.
Hoy vamos a analizar un poco más esta frase…
Los alimentos no sólo nos aportan nutrientes a nivel fisiológico, sino que también nos brindan nutrientes afectivos y emocionales ¿De qué forma sucede esto?
A lo largo de nuestra vida conforme vamos creciendo, los alimentos están presentes, van tomando diferentes significados e incluso nos acompañan en momentos importantes y que marcan pauta en nuestro camino.
Por ejemplo, el pastel se torna un alimento característico que nos acompaña cada año en nuestros cumpleaños, tenemos una comida favorita que nos recuerda a nuestra infancia, así como algún restaurante donde específicamente nos encante algo del menú, etc. Y esto mismo pasa en las relaciones, no solo las amorosas sino las relaciones sociales en general.
Los alimentos son parte de la convivencia desde ciertas festividades como Día de muertos con el pan, Navidad con las recetas familiares, Reyes con la Rosca, el Día de la Candelaria con los tamales y así un sin fin de festividades que tienen un alimento característico.
Si hablamos de una relación amorosa o de amistad, el convivir con esa persona especial generalmente involucra compartir alguna bebida o alimento en la mesa.
Salidas al cine, disfrutar de la película con palomitas, salidas al café para platicar, pedir un café y algo para comer, infinitas salidas a restaurantes para actualizarte con amigos o conocer a una nueva persona.
Ir a comer juntxs pizza, sushi, alitas, comida italiana, taquitos etc. que pueden ser comidas que no acostumbras en tu día a día y de repente que comienzas a salir a citas los consumes con mayor frecuencia, aquí es donde los meses pasan y estas salidas siguen siendo recurrentes, cuando de repente, quizá sin darte cuenta, subiste de peso.
En muchas ocasiones me he topado con pacientes que refieren aumentar de peso desde que están en una relación o desde que comenzaron a vivir en pareja y uno de los principales objetivos es “regresar al cuerpo de antes”.
Como todo, la respuesta sería depende aquí más bien invitaría a pensar en ¿qué tanto se modificó tu rutina en general? Quizá disminuiste tu actividad física y aumentó el consumo de alimentos procesados y por eso, tu peso es un poco mayor. Sin embargo, te quiero recordar lo más importante:
“EL CUERPO CAMBIA, Y ESTÁ BIEN”. Permítete hacer las paces con esto, entender que el cuerpo de antes no regresará porque literalmente ya no eres la misma de hace 5 meses ni la de ayer.
Más que pensar en si el amor engorda o no, te quisiera invitar a valorar todos esos momentos que compartes con la gente que quieres, identificar cómo los alimentos son un vínculo que nos permite conectar con nuestros seres queridos e incluso es una forma de demostrar afecto.
El amor acompaña, da fuerza, inspira, sana, y sí, también puede que engorde, pero quién se fija en eso?
Que este mes esté lleno de momentos donde te sientas plenna y amada.
Si quieres mejorar tu relación con los alimentos y con tu cuerpo, agenda tu primera sesión de nuestro Programa de Nutrición Plenna aquí.
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